domingo, 10 de abril de 2011

Religión y otros sabores....

Cuando suceden eventos como lo que venimos leyendo y escuchando en los medios en relación a los abusos cometidos en la Arquidiócesis de Boston o lo relacionado al fundador de los Legionarios, con frecuencia escucho, “Déjalo Dios se encargará de sus pecados” sin embargo no me satisface la respuesta. No sé, tal vez sea porque soy de la generación X o “Generación Perdida” que según los expertos, tenemos una rebeldía-conformista, siempre rechazando la religión, tradiciones generacionales, patriotismos e incluso a la misma familia. Tal vez sea por que crecí con los finales del cine en el que el malo nunca gana o como dice mi jefe “Soy emocionalmente inmaduro”. Como sea. La realidad es que a mí no me llena esa respuesta porque quiero pensar que uno no puede salir impune ante cosas como estas. Me dicen: ¿Y cómo sabes que Dios permitirá esa impunidad, “Hombre de poca Fe”? Ya llegaré a ello. ¿Qué provoca que un hombre actué tan mal? ¿Qué nos lleva a tomar decisiones que atentan contra nosotros u otros? Nuestra capacidad de elegir. Es confuso cuando nos damos cuenta que el regalo más grande que Dios nos dio no es la vida o la fe sino el libre albedrío y este nos permite tomar una decisión y elegir libremente. El estar creados a imagen y semejanza de Dios no es tener dos brazos o dos piernas, no, es el poder de elegir. Por ello, me pregunto por qué un Marcial Maciel eligió abusar de todos aquellos de quienes abusó. Leer los relatos de José Barba, ex miembro de los Legionarios me hace sentir indignado y asqueado de una persona que uso su libre albedrío para elegir lo que eligió. “Allá él y Dios” podrían decir unos u otros. Para mí es una manera de zafarse y desligarse emocionalmente de algo que al final del día ahí está y no se va a ningún lado. Desafortunadamente hubo varios cuyo libre albedrío nunca jugó un papel en esta situación. A mí me gustaría que Maciel o aquellos sacerdotes que abusan de los niños sufran con la justicia del hombre. Tengo prisa y me gana la impaciencia, mi libre albedrío, que me permite elegir y me produce el sentimiento de indignación que en este momento tengo ha elegido el castigo del hombre. No sé, quizá lo prefiero tal vez por que es más tangible que el otro. Al menos hasta hoy, nadie a regresado a contarnos que hay del otro lado. Si es que hay algo, dicen algunos.
¡Es tu falta de Fe! Me dicen. No, les contesto, mi fe nunca ha disminuido, quizá por momentos estos asuntos ligados con mi religión me decepcionen pero nunca ha tambaleado mi fe. Hoy, los Legionarios de Cristo levantan la voz y dicen: “Preferimos buscar y afrontar la verdad por dolorosa que sea” según se lee en la carta del padre Carlos Skertchly, subprocurador de la congregación ante el Vaticano. Se quejan del intento de soborno por 26 millones de dólares por parte de los hijos del sacerdote fundador Maciel. Si bien el intento de extorsión y el chantaje son despreciables, igual lo es tratar de esconder la verdad utilizando todo el poder que tenían disponible. Al ser destapada la cloaca por gente que sufrió abusos sexuales, la orden se movió tratando de desacreditar a estas personas. Algunos de ellos, fueron duramente juzgados y señalados socialmente inclusive perdiendo sus empleos o cambiando de residencia para escapar de este escándalo, otros se mantuvieron firmes en sus declaraciones, logrando que más se sumaran.
Por todo lo anterior hoy, la divinidad de la Iglesia, su sentido y su capacidad se pone en tela duda por otros seres humanos imperfectos que arrastran en su perdición a otras almas que nada tienen que ver con su enfermedad y peor aún, su elección al pecado. Podemos entrar en dimes y diretes en relación a que si está mal que los sacerdotes tengan votos de castidad o que se puedan o no casar cuando realmente el tema no es ese. Hoy, muchas personas se cuestionan que tan firmes pueden ser los pilares de un grupo cuyo fundador, quien se supone debe ser el faro guía, pasa a la historia de la iglesia como otro más que sucumbió a la tentación del camino fácil del sexo enfermo, el poder por el poder y el poder del dinero. ¿Será?
Quizá este sea un buen momento para que la Iglesia deje su soberbia y voltee a ver al pasado y aprenda de los errores y horrores que sus hombres imperfectos le han causado. De nada sirve que se ofrezcan disculpas por lo que sucedió con la infame “Santa” Inquisición, o se paguen cientos de millones de dólares por abusos sexuales de sacerdotes como pasó en Boston o claro, los abusos de Maciel. Bajo ningún concepto debemos justificar estos actos diciendo “sucede en todas las religiones” “Por ser hombres son imperfectos” Hoy más que nunca debemos conciliar la fe que nos permita estar convencidos que Dios encontrará la manera de ayudar a su iglesia y la razón para poder cuestionar de manera objetiva, para establecer o descartar nuevos conceptos concluyentes o conclusiones, estando abiertos a la verdad por dura que esta sea. 
Ya me dio hueva............ Continuará........

No hay comentarios:

Publicar un comentario