domingo, 10 de abril de 2011

Marketing político

PUBLICADO ORIGINALMENTE EL 15/04/2010 
 A lo largo del tiempo ha cambiado de nombre en innumerables ocasiones. Su uso se remonta a la época de los romanos y se utilizaba para hacer llegar mensajes religiosos. Su nombre original era “propagare” que significa “propagar, extender, ser divulgado”. Sin embargo, la palabra “propagare” ha sido usada también como sinónimo de exageración, falsedad y abuso; significa “Propaganda”. 

La propaganda como tal, significa expansión, diseminación, multiplicación rápida. Consiste en el lanzamiento de una serie de mensajes que busca influir en el sistema de valores del ciudadano y en su conducta. Podemos decir que la propaganda, como todo, no es mala; lo malo es el uso que se le da. Lo anterior a propósito de las campañas políticas y en cómo hacen llegar los mensajes. 

En la Alemania nazi, Joseph Goebbels elaboró una serie de principios para el manejo de la propaganda que, como puntos de partida, siguen vigentes hoy. La diferencia reside en que hoy este sistema de propaganda ha evolucionado a técnicas más ad hoc a los tiempos modernos en las que juegan un papel determinante mercadotecnia, sociología, economía, psicología, estadística, diseño gráfico, etcétera, y nos toca llamarlo “marketing político”. 

El “marketing político” se compone de varios elementos, cinco son los principales: 

1. La investigación y desarrollo de la marca (en este caso el candidato). Es el punto de partida. Estas dos actividades van de la mano ya que conforme se recolecta la información se mejora, moldea y estructura la otra. La estadística permite saber cómo vamos en el trayecto de lograr un mejor posicionamiento y llegar a las distintas metas que nos planteamos. 

2. Imagen. Sumamente importante. Debe tener atributos que sean atractivos y, ¿por qué no?, aspiracionales. Por eso el “Photoshop” juega un papel muy importante. Si esto no pudiese ser porque la persona no tiene condiciones visibles, se buscarán otros puntos para fortalecer este atributo. 

3. Recursos económicos suficientes. La publicidad y comunicación requiere de dinero. Los anuncios, espots, televisión, radio, revistas, internet etcétera, serán una vía para hacer llegar el mensaje que busca posicionarse en la mente del “consumidor final”, léase el votante, y lograr un triunfo electoral al recibir la mayor cantidad de votos. 

4. Activismo. Es decir los seguidores “leales a la causa”. Son aquellos que propagarán el mensaje ya sea de manera voluntaria o por algún tipo de compensación económica. Son los que hacen “cuerpo” cuando un candidato hace sus mítines. 

5. Utilización de fórmulas probadas para hacer llegar el mensaje y hacer de este un fenómeno. Eslogans pegajosos que manifiestan sentimientos de fervor (Mérida, cómo te quiero) o acentúan valores (experiencia probada, luchemos por más) y, claro, la promesa de algo nuevo, mejor (El nuevo PRI). 

Todo lo anterior es prácticamente libro de texto del “marketing político”. Nada nuevo bajo el Sol. Funcionó perfectamente con la campaña de Ivonne Ortega. Ella, una mujer joven con atributos agradables como su sonrisa cálida y amable contra un Xavier Abreu cuya imagen, mercadológicamente hablando, resultó al mercado meta poco agraciada, aunado al hecho de que sus asesores no supieron cómo manejarla. 

De nuevo estamos frente al fenómeno electoral sólo que en esta ocasión en situaciones similares. Ambas aspirantes para la alcaldía son mujeres, con propuestas de campaña parecidas en algunos puntos, con atributos físicos agradables como sus sonrisas y amables matices de expresión en el rostro. Ambas son conocidas, tienen una personalidad interesante y han desempeñado cargos políticos. Si bien la estadística nos dice que ha habido un repunte por parte de Beatriz Zavala y que todavía hay un número importante de indecisos para esta contienda electoral que pueden cambiar los resultados, hasta el momento el “marketing político” de Angélica Araujo ha sido manejado de manera impecable y contundente. 

Sus asesores han estudiado muy bien a su mercado y han sabido proyectar bien su imagen. A la campaña de Beatriz le faltan detalles más contundentes para salir de zonas grises. Sus asesores no han sabido o podido transmitir más para cerrar rápido esa ventaja y ganar simpatizantes que votarán por sus propuestas. 

Veamos si los asesores de Beatriz logran tener el tiempo suficiente para afinar su “marketing político” y llevar a Acción Nacional a continuar con la alcaldía que durante 20 años han mantenido o si de plano es momento de la alternancia.— Mérida, Yucatán.
15/04/2010 

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